Fuera de la máxima casa de estudios, fue ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; presidente, en 1990, de la recién creada Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Para 1993, el presidente Carlos Salinas de Gortari lo designó procurador general de la República y un año más tarde secretario de Gobernación. Ya en la siguiente administración, Carpizo fungió como embajador de México en Francia.
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 3, en tanto que la UNAM le ha otorgado reconocimiento dentro del Programa de Primas al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo (Pride) Nivel C.